Por Carlos Loret
Que si Peña Nieto tiene un pie en Los Pinos, que si Andrés Manuel está muerto, que si Ebrard es el único posicionado en la izquierda, que si el PAN no tiene figuras y está perdido, que si Paredes esto, que si Beltrones lo otro, que si Josefina o Creel quizá.
Una mirada a la historia más reciente de los presidentes de México ridiculiza cualquier conclusión, prematura cuando faltan tres largos años, intensos, en los que puede pasar todo:
Vicente Fox en 1997 era un locuaz gobernador de Guanajuato que sin el visto bueno de su partido a nivel nacional festejaba su cumpleaños anunciando sus pretensiones presidenciales con una anticipación nunca antes vista en la historia política de México, 1095 días.
Felipe Calderón en 2003 despachaba en la discreta dirección del banco de desarrollo Banobras donde se le cuestionaba sobre un autopréstamo hipotecario. Y ya ni contar que Ernesto Zedillo, en 1991, no figuraba ni en las amplísimas listas de “tapados” desde su gris posición como secretario de Educación Pública.
En mucho menos de tres años Colosio fue asesinado, Labastida se desinfló y López Obrador vio desplomar su ventaja electoral. Eran los punteros y ya muchos los daban por seguros futuros presidentes.
Sin ir más lejos, hace seis años algunos de los que hoy aparecen como “figurones” de la política andaban en cargos mucho menos vistosos: Beatriz Paredes encabezaba la Fundación Colosio, Ebrard fungía como jefe de la Policía del DF, Peña Nieto era candidato a diputado local, Beltrones había perdido frente a Elba Esther Gordillo la coordinación del PRI en la Cámara de Diputados, Alonso Lujambio y Juan Molinar quedaban desempleados tras su paso por el Consejo General del IFE, Ernesto Cordero tenía una dirección administrativa en Banobras. Pero entonces se pensaba en Creel, López Obrador y Madrazo o Montiel.
En tres años, la política puede ver pasar mucho.
SACIAMORBOS
Quién lo iba a pensar. El ministro de la Corte al que condenaban por ser de la ultraderecha resultó ser el único que votó como ellos hubieran querido. ¿Les estará gustando bailar este valls?
Que si Peña Nieto tiene un pie en Los Pinos, que si Andrés Manuel está muerto, que si Ebrard es el único posicionado en la izquierda, que si el PAN no tiene figuras y está perdido, que si Paredes esto, que si Beltrones lo otro, que si Josefina o Creel quizá.
Una mirada a la historia más reciente de los presidentes de México ridiculiza cualquier conclusión, prematura cuando faltan tres largos años, intensos, en los que puede pasar todo:
Vicente Fox en 1997 era un locuaz gobernador de Guanajuato que sin el visto bueno de su partido a nivel nacional festejaba su cumpleaños anunciando sus pretensiones presidenciales con una anticipación nunca antes vista en la historia política de México, 1095 días.
Felipe Calderón en 2003 despachaba en la discreta dirección del banco de desarrollo Banobras donde se le cuestionaba sobre un autopréstamo hipotecario. Y ya ni contar que Ernesto Zedillo, en 1991, no figuraba ni en las amplísimas listas de “tapados” desde su gris posición como secretario de Educación Pública.
En mucho menos de tres años Colosio fue asesinado, Labastida se desinfló y López Obrador vio desplomar su ventaja electoral. Eran los punteros y ya muchos los daban por seguros futuros presidentes.
Sin ir más lejos, hace seis años algunos de los que hoy aparecen como “figurones” de la política andaban en cargos mucho menos vistosos: Beatriz Paredes encabezaba la Fundación Colosio, Ebrard fungía como jefe de la Policía del DF, Peña Nieto era candidato a diputado local, Beltrones había perdido frente a Elba Esther Gordillo la coordinación del PRI en la Cámara de Diputados, Alonso Lujambio y Juan Molinar quedaban desempleados tras su paso por el Consejo General del IFE, Ernesto Cordero tenía una dirección administrativa en Banobras. Pero entonces se pensaba en Creel, López Obrador y Madrazo o Montiel.
En tres años, la política puede ver pasar mucho.
SACIAMORBOS
Quién lo iba a pensar. El ministro de la Corte al que condenaban por ser de la ultraderecha resultó ser el único que votó como ellos hubieran querido. ¿Les estará gustando bailar este valls?
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